Según el último informe de Ethisphere Institute, organismo estadounidense dedicado a la creación, promoción y difusión de prácticas en Responsabilidad Social Empresarial (RSE), y la lucha contra la corrupción y la sostenibilidad, las compañías más éticas del mundo tienen un retorno un 35% mayor que otros índices de referencia como el Standard&Poor 500.
Este organismo reconoce a aquellas empresas que van más allá de hacer declaraciones sobre cómo hacer negocios éticamente y traducen esas palabras en acción.
En general, adoptar medidas de RSE implica que las organizaciones ya no sólo generan valor económico, sino también social y ambiental. Una empresa responsable y sostenible en el tiempo busca beneficiar a sus trabajadores y clientes, pero también a las comunidades en donde está inserta, generando valor agregado a la actividad que desempeña.
«Una compañía que adopta medidas de RSE promueve políticas y prácticas de gestión de personas, con el objetivo de impulsar una mejora continua en los estándares éticos; la igualdad de oportunidades y nivel salarial, el trabajo en equipo, los planes de conciliación de la vida laboral y personal, los programas de salud y de seguridad laboral.Lograr en una empresa el arraigo, pertenencia y compromiso de los empleados no es baladí», dice Janette Martell, coordinadora general del Plan Director de RS-ESADE y colaboradora del Instituto de Innovación Social de ESADE.
Agrega que estas organizaciones se preocupan por atraer y retener talento, elevar los niveles de satisfacción de los empleados y mejorar el clima laboral. Cuentan además con un modelo de gestión ético, mecanismos de evaluación y procesos de mejoramiento continuo. «El principal beneficio que la RSE aporta a la empresa es su propia sostenibilidad a largo plazo, con una rentabilidad responsable del negocio», dice Martell.
Para Paola Piña, directora de Marketing & Business de KPMG Chile, la principal ventaja de adoptar medidas de RSE es que permite a las empresas mejorar su imagen y expandir su alcance a los distintos grupos de interés.
«A través de la RSE, las empresas pueden generar tecnologías, una mejor reputación y lealtad de marca, mayor productividad, mejoras en su clima laboral. Todo esto favorece considerablemente los resultados empresariales», afirma Piña. Además, añade, «la RSE puede incidir en el mejoramiento del clima laboral, lo que se relaciona directamente con el rendimiento y el compromiso de los empleados con la empresa».
En ese sentido, Martell, de Esade, destaca que una buena reputación corporativatambién puede influir en la lealtad delos clientes, cada vez más preocupados de que los productos se fabriquen de modo responsable.
«La RSE permite posicionar y diferenciar a la empresa con relación a la competencia, y acceder a mercados más competitivos que exigen estándares y certificaciones, y a nuevos clientes con mayor capacidad de compra», comenta la académica.
Constante crecimiento
Según Piña, de KPMG, toda empresa que desea ser socialmente responsable puede hacerlo. No obstante, generalmente son las compañías que buscan mejorar su imagen corporativa y fortalecer en el mercado y la comunidad sus productos, servicios y marca, aquellas que adoptan prácticas de RSE.
«La adopción de medidas de RSE en las empresas puede deberse a variados objetivos. Lo importante es que cuando existe compromiso social, se facilita el reclutamiento de personal y la retención de talentos, debido a que los colaboradores se identifican con la filosofía del empleador», asegura la experta.
Añade que en los últimos años, la RSE ha ido tomando fuerza en compañías de todos los rubros, en donde los directorios han reconocido la importancia de esta práctica y los beneficios que pueden obtener de ella.
Por ello, la especialista advierte que en el corto plazo, «la RSE se mantendrá en un constante crecimiento y muchas organizaciones se verán socialmente obligadas a adoptarlas, para transformarse en una respuesta a la necesidad de desarrollo sustentable».
Algo con lo que coincide Martell, de ESADE, al señalar que a futuro se irá evidenciando el hecho de que ninguna empresa podrá llegar a tener éxito si no implementa la RSE y aspira a ser una organización ética, responsable y sostenible en el tiempo.
«Es una cuestión de identidad que debe dejar de trabajarse de forma aislada para llegar a ser parte de la estrategia de la organización. Cada nueva iniciativa de las compañías pasará de forma natural por una revisión de impactos sociales y ambientales, tal como hoy pasa por revisiones de calidad», recalca la académica.
Para ello, agrega, se deberán construir alianzas con los distintos stakeholders, tales como clientes, consumidores, proveedores, contratistas, competidores y otras organizaciones de la sociedad civil y el gobierno, cuya colaboración, además de ser necesaria, contribuirá significativamente al éxito, concluye Martell.
Fuente:educamericas