Lo que vemos hoy en día es que las empresas ponen mucho (por no decir demasiado) foco en mostrarse como una especie de parque de diversiones con miles de beneficios para sus colaboradores, muchas veces sin entender el por qué ni el sentido de las mismas
El mundo laboral viene sufriendo varias transformaciones en los últimos años. Si bien este proceso se profundizó enormemente a raíz de la pandemia, se trata de un fenómeno de más larga data, que hunde sus raíces en cambios de paradigma en los negocios de todas y cada una de las industrias (y, obviamente, de las empresas que los ejecutan).
Ante todo, es importante dejar en claro que se trata de un proceso “sistémico”, en el cual tanto organizaciones como personas estamos insertas, aprovechando (o no) lo positivo, y sufriendo lo negativo sin poder, muchas veces, romper el “espíritu de la época”.
Lo que vemos hoy en día es que las empresas ponen mucho (por no decir demasiado) foco en mostrarse como una especie de parque de diversiones con miles de beneficios para sus colaboradores, muchas veces sin entender el por qué ni el sentido de las mismas.
Lo que termina siendo negativo es que se pierda de vista lo que es realmente importante en la cultura de una empresa
No está mal que las empresas los tengan, pero lo que termina siendo negativo es que se pierda de vista lo que es realmente importante en la cultura de una empresa: un buen clima de trabajo, lideres que se preocupen por las personas a su cargo, el desarrollo personal y profesional que pueden tener los colaboradores dentro de la empresa, capacitaciones, etc.
Pero las complicaciones que enfrenta actualmente el mundo laboral no se limitan únicamente a las empresas, sino que muchas veces también tienen origen en las actitudes de los propios profesionales.
No estoy diciendo que los kits de bienvenida, el home office o la posibilidad de trabajar desde cualquier lugar sean algo malo, pero no hay que convertirlos en algo sagrado
En este sentido, nos encontramos con personas que van “boyando” de trabajo en trabajo, sin esperar a conocer y empaparse de la cultura de las empresas en las que trabajan ni a conocer y formar verdaderos equipos con sus compañeros. Y, finalmente, renuncian porque (según dicen) “se aburren”.
Los profesionales debemos entender que es importante conocer y “empaparnos” de la cultura organizacional de las empresas en las que trabajamos, porque esa es la única forma de sentirnos parte de ellas. De nada sirve compartir trabajo con las mejores personas y profesionales si no se conocen y comparten tanto tiempo como espacio. Con esto no estoy negando los beneficios del home office, pero no es menos cierto que es necesaria la interacción personal para que los equipos realmente se formen y funcionen.
Hay cambios que, seguramente, han llegado para quedarse, pero no por eso se debe perder de vista lo que siempre ha sido lo importante. Solo así lograremos crear lugares de trabajo que puedan crecer y enfrentarse a los retos de la compleja realidad actual.
FUENTE: Infobae