Existe un dicho en el mundo de los Recursos Humanos que, si bien muchas personas cuestionan, se sigue sosteniendo a lo largo del tiempo: las personas no renuncian a los trabajos, sino a los malos jefes.
Se podría decir que la pandemia sacudió de cuajo algunos de estos preconceptos en el universo laboral. Los motivos para dejar un trabajo parecen ser cada día más o incluso menos graves. Se dieron fenómenos como la «gran renuncia» y la «renuncia silenciosa». ¿Debemos cambiar entonces ese dicho ancestral?
Una reciente encuesta que la plataforma de búsqueda de empleo Bumeran adelantó a iProfesional diría que «ni». Al menos la mitad de las personas pensó en renunciar por tener un mal jefe o una mala relación con su superior.
Más aún, la encuesta demuestra que tener un cargo de jefe o supervisor te da la responsabilidad pero no el respeto ni la voluntad irrestricta de las personas del equipo.
Renunciar a un trabajo o a un jefe
En el estudio de Bumeran participaron 1984 personas de la región: 918 de Argentina, 702 de Chile, 654 de Ecuador, 326 de Panamá y 302 de Perú. El estudio explora la percepción que tienen los talentos de sus superiores.
Asimismo, el 80% coincide con la apreciación de que ser jefe no te hace el mejor líder. Solo el 56% opinó que su actual jefe es un líder. Y eso que el 38% dijo tener una muy buena percepción de su superior laboral y otro 32% dijo que es buena su concepción. Nada más que el 11% asume que la imagen de liderazgo de su actual jefe es mala.
También en Chile la vinculación entre jefe y líder es endeble. El 54% dijo que llamaría así a su superior actual, y un 87% afirma que ser jefe no te hace mejor líder.
Pero en el resto del continente el modelo que equipara liderazgo con el cargo parece seguir vivito y coleando, como se puede ver en los resultados para países como Ecuador, Perú y Panamá. Allí para la gran mayoría son dos caras de la misma moneda.
En Ecuador, por ejemplo, el 35% considera que el jefe es siempre el mejor líder, y lo mismo opina el 34% de los peruanos participantes. Y también en Ecuador la mayoría, el 55%, dijo que no pensó nunca en renunciar por el vínculo con un superior.
Qué se espera hoy de los líderes en Argentina
La encuesta de Bumeran evalúa también a qué se debe la imagen buena o mala de un jefe. De esta manera se pueden razonar las expectativas que los talentos en Argentina tienen hoy sobre el liderazgo en la empresa en la que se desempeñan.
«Ser líder y ser jefe no es lo mismo, pero cuando estos dos roles coinciden tienen lugar los grandes logros en las organizaciones. En tiempos del trabajo híbrido o remoto, un buen líder logra atravesar las pantallas y dirigir a los talentos hacia la sinergia del trabajo en equipo», dijo al respecto Federico Barni, CEO de Jobint (empresa titular de Bumeran).
Cuando una persona percibe a su jefe o jefa como líder, lo hace principalmente porque considera que esa persona «trabaja/ trabajaba junto con el resto del equipo» con el 34%; «porque está/ estaba dispuesto a enseñar y capacitar al equipo» con el 29%; y «porque con su ejemplo los inspira/ inspiraba a crecer profesionalmente» con el 16%.
Los encuestados aseguran que las mejores cualidades de los líderes son la capacidad de escuchar al equipo (48%),de contribuir al crecimiento personal y profesional de los miembros (48%), ser comunicativo/a (37%), reconocer los logros del grupo y de los demás (34%) y confiar y brindar autonomía al equipo (30%).
Por el contrario, quienes no perciben a su jefe o jefa como un líder indicaron que es «porque sólo da/ daba órdenes y no dirige/dirigía al equipo» con un 24%, «porque no da/ daba oportunidades de crecimiento personal» también con un 24%, «porque no motiva/motivaba al equipo» con un 21%, «porque impone/imponía su autoridad y es/ era muy autoritario/a» con un 17%, y «porque supervisa/ supervisaba las tareas y solo se hacía cargo de los éxitos» con un 14%.
Esos conceptos de liderazgo son los que primaron hace 30 años, los modelos de control, castigo y micromanagement que llevaron al fracaso a múltiples empresas y líderes. El verticalismo, se demostró, promueve el amesetamiento, desalienta el error, la creatividad y la iniciativa que las empresas necesitan hoy para diferenciarse en el mercado.