Una persona padece de síndrome de Estocolmo cuando se identifica de manera inconsciente con su propio agresor, al punto de ponerse en su lugar, comprender y justificar las razones que lo llevaron a someterlo. Muchas veces asociado a un secuestro, se pierde de vista que es algo que puede darse en otros entornos.
El laboral es uno de ellos. En este caso, «se refiere a cuando un/a empleado/a se identifica con una empresa a pesar de interactuar con un contexto de estrés, maltrato, mala relación con jefes o compañeros, falta de respeto o escasa remuneración, entre otras», detalla Sebastián López, Director Técnico de Nawaiam. «La persona está mal valorada, entra en un estado de sumisión y maltrato psicológico que con el tiempo se torna en costumbre, y llega a justificar y consentir deteriorando su autoestima».

Por su parte, Teresita de Velazco, directora de la consultora de Recursos Humanos hire, opina: «Si en la organización se vive un clima tenso, el empleado tiene una mala relación con su jefe y equipo de trabajo, padece malos tratos, falta de respeto, no se siente respetado, valorado ni percibe una remuneración justa, suele pasar que en un primer momento la persona sea consciente de esta situación, pero su esfuerzo por adaptarse se transforme en ‘aguantar’, acostumbrándose a esta realidad y aceptándola como parte de su vida». Es ahí donde entra a jugar este síndrome
«La persona que sostiene por mucho tiempo la hostilidad en su trabajo pierde confianza en sí misma, duda de sus capacidades, siente que no tiene la opción de elegir, cae en la resignación y el miedo la paraliza», sostiene la especialista. «Adopta una actitud sumisa, sus relaciones en este ámbito son regidas por el miedo, le cuesta poner límites y también ofrecerse en el mercado laboral, por lo que la sensación de encierro se exacerba».
Algunos síntomas o características de las personas con Síndrome de Estocolmo laboral son:
-Relaciones basadas en el miedo.
-Justificación del maltrato de los demás, de percibir una remuneración injusta, de no ser valorado/a, etc.
-Mala relación con compañeros y/o jefe en un entorno de tensión y falta de respeto.
-La persona visualiza solo lo positivo de la organización, dejando de ver todo lo negativo qué le genera un ambiente de malestar constante.
-Sensación de no poder desvincularse con la empresa.
-Permanecer en una organización a pesar de lidiar con constantes situaciones negativas y/o de sumisión/manipulación.
Para el ejecutivo de Nawaiam, «el síndrome de estocolmo laboral genera pérdida de confianza y seguridad, dando como resultado una muy baja autoestima que, si no se trabaja a tiempo, puede traer consecuencias de tipo emocional, económicas, físicas, psicológicas. A su vez, pueden presentarse algunos trastornos como la ansiedad y depresión, consecuencias físicas derivadas del estrés, por ejemplo».

Que el miedo sea tu consejero, pero no tu carcelero

«El miedo es parte de la vida, pero no podemos permitir que nos paralice», expresa Daniela De Lucía, Licenciada en Relaciones Públicas e Institucionales, con un Posgrado en Programación Neuro Lingüística y Coaching.
Según comenta, «pasamos más de la mitad de nuestro día, y de nuestra vida, trabajando y nuestra felicidad depende en gran proporción de cómo la pasamos en nuestro trabajo. Existen relaciones laborales tóxicas en la que somos tan maltratados que nos llegamos a creer que no somos suficiente. Lo peligroso de este tipo de relaciones laborales es que se dañe tanto nuestra auto confianza que nos quedemos en ese trabajo pensando que nunca podremos encontrar uno mejor o que podremos hacerlo mejor. Pareciera que nuestro jefe tóxico nos hiciera un favor al darnos trabajo. Nuestra capacidad se pone en duda todo el tiempo y con el tiempo vamos perdiendo la fuerza necesaria para salir a demostrarnos a nosotros mismos que afuera existe un mundo de posibilidades que valoraría nuestro trabajo de otra manera».
López agrega que ser consciente del maltrato e identificar las consecuencias del maltrato es el primer paso para abordar este síndrome. «Estar en un entorno de maltrato, sumisión, falta de respeto, injusticia salarial o de condiciones de trabajo, bullying, desprecio, gritos, sobrecarga excesiva de trabajo, son algunos de los indicadores para identificarlo», sostiene.
Frente a ello, para de Velazco es importante buscar apoyo. «Una red de contención que te acompañe a ponerte en movimiento, mirar tus fortalezas y lo que tenes para ofrecer. Un coach de carrera puede guiarte en el camino de mirarte para conectarte con vos e iluminar tu potencial», remarca.
Contar con la ayuda de profesionales como abogados, especialistas en el tema, psicólogos, médicos o personas de recursos humanos puede ser un camino para abordar y trabajar este tema. «Debemos ser conscientes de los derechos que poseemos como personas y empleados, establecer límites e imponerse es fundamental para revertir estas situaciones negativas o cambiar de empleo puede ser otra salida hacia una vida en busca de mayor realización y plenitud», concluye el vocero de Nawaiam.

Autor: Rocío Bravo